La psicología es una ciencia en continuo cambio. A lo largo de la historia se ha ido adaptando a las diferentes épocas, así como incorporando nuevas técnicas derivadas de una labor constante en el campo de la investigación. Las últimas décadas en el mundo de la psicología no podrían explicarse sin hablar de la importancia que ha cosechado la Inteligencia Emocional (IE). Sin embargo, esta sigue siendo una gran desconocida para la mayor parte de la sociedad.
Por ello en este post vamos a explicar en qué consiste, cómo se trabaja y qué beneficios tiene.
Qué es la Inteligencia Emocional
Daniel Goleman en su libro titulado Emotional Intelligence la define como “la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, para motivarnos y para manejar adecuadamente las relaciones”.
En otras palabras, podría decirse que la IE consiste en identificar nuestras emociones para poder aprender a gestionarlas y, de esta manera, alcanzar un grado de bienestar óptimo que no solo se traduce en un buen estado psicológico, sino que además puede ayudarnos a conseguir un mayor rendimiento laboral, escolar e incluso a afrontar mejor una enfermedad al mantener la calma y no caer en la rabia, la tristeza o el estrés.
Las habilidades sociales, el asertividad, el respeto, la empatía y la capacidad comunicativa son cualidades necesarias y muy características de la IE que se compone, al mismo tiempo, de: actitud positiva, conciencia emocional de uno mismo, autocontrol emocional, competencia social y competencia para la vida y el bienestar.
Cómo se trabaja la Inteligencia Emocional
Existen gran cantidad de ejercicios o pasos para desarrollar o incrementar el nivel de IE. Para adentrate en este mundo y llevar a cabo una primera toma de contacto lo ideal sería pedir consejo a un especialista que pueda acompañarte en el proceso.
No obstante, estas son algunas claves para trabajar la inteligencia emocional:
- Profundizar en tus sentimientos para poder identificar las causas de esas emociones.
- Aceptar tus sentimientos y no tratar de negarlos u ocultarlos.
- Conocer tu potencial y tus límites para ganar en autoconocimiento y
- Aprender a aceptar los cambios y a adaptarte a ellos. No necesariamente tienen que ser algo malo. Utiliza todo para seguir creciendo y avanzando.
- Escucha la opinión de otras personas y acepta las críticas constructivas ya que pueden servirte para tomar consciencia y seguir realizando cambios favorables en la gestión de tus emociones.
- Trata de llevar a cabo un ejercicio de introspección para delimitar bien cada sentimiento o emoción de manera que no lo puedas confundir con otro similar y poder actuar acorde a ese sentimiento.
- Busca cosas que te motiven en tu camino hacia la meta y celebra cada paso que des por pequeño que sea.
Qué beneficios tiene la Inteligencia Emocional
Como comentábamos al principio, la IE puede mejorar prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida ya sea en lo referente al trabajo, la educación, el crecimiento personal o la salud y el bienestar.
Estos son algunos de los beneficios más significativos que obtendríamos si trabajamos proactivamente nuestra IE:
- Identificar, aceptar y gestionar nuestras emociones.
- Favorecer el bienestar psicológico.
- Reducir la ansiedad y superar trastornos anímicos como la depresión.
- Conseguir una mayor influencia y liderazgo.
- Dormir mejor.
- Mejorar las relaciones interpersonales y con uno mismo.
Recordad que no nacemos con un nivel de IE predeterminado, sino que podemos trabajar en ella para desarrollarla e incrementarla. Así que te animamos a que cuentes con nuestros profesionales para empezar a beneficiarte de las ventajas que conlleva ser emocionalmente inteligente.
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