Móviles, tabletas, ordenadores, videojuegos, televisores… Nuestros hijos crecen rodeados de pantallas, y aunque a simple vista puedan parecer inofensivas, la realidad es que su uso en exceso tiene consecuencias.
Está demostrado. A más tiempo frente a la pantalla, peores son las consecuencias para el desarrollo del niño. Según varios estudios y asociaciones pediátricas, la sobreexposición a las pantallas en edades tempranas se relaciona con adicciones, impulsividad, falta de atención y trastornos del lenguaje, entre otros.
Pero, ¿quién no le ha dejado alguna vez el móvil a su hijo mientras preparaba la cena? ¿O durante un trayecto de coche para tenerle entretenido? Lo cierto es que los padres lo hacemos a menudo para comprar unas horas de tranquilidad y comodidad, pero lo que no sabemos es que la capacidad de aprender a esperar es básica para que desarrolle el autocontrol, y si calmamos su impaciencia con pantallas no le estamos beneficiando sino todo lo contrario.
Además, cuando un niño está hipnotizado ante una pantalla, se vuelve más sedentario y pierde habilidades motoras, como caminar y correr. También pierde oportunidades para relacionarse con sus padres y entorno, limitando así sus intercambios sociales. Por si fuera poco, el uso excesivo de pantallas puede provocar irritabilidad y perjudicar el sueño de los menores.
Pautas según la edad
Si bien las pantallas no son dañinas en pequeñas dosis, existe un consenso general entre los expertos al aconsejar el menor o nulo contacto posible con las pantallas en la etapa de 0 a 2 años. A partir de esa edad y hasta los cinco años, la AAP (Academia Americana de Pediatría) limita el tiempo de consumo a una hora máximo. Para los más crecidos, también hay que seguir controlando el tiempo, que no debería superar las 2 horas diarias.
Algunas recomendaciones
- Asegúrate de que el contenido sea de calidad y adecuado para su edad.
- Nada de pantallas en el dormitorio.
- Establece un tiempo límite de uso.
- Evita las pantallas durante las comidas.
- Aleja las pantallas si hay más niños alrededor para fomentar el juego social.
- No utilices estos dispositivos delante de ellos. Porque al final, lo que más funciona es predicar con tu ejemplo.
También hay pros
Tenemos tendencia a demonizar las pantallas, pero sus efectos sobre los niños no siempre son negativos. De hecho, si se hace un uso responsable de ellas, pueden ser buenas aliadas para sumar a la educación y el desarrollo de nuestros hijos. Un buen ejemplo son los juegos de estrategia y otras aplicaciones móviles pedagógicas para aprender a leer y escribir.
Seamos realistas. Está claro que la tecnología ha llegado para quedarse, y es por eso que poco a poco debemos ir aprendiendo a integrarla en la educación de los más pequeños. No hay que alarmarse, pero tampoco restarle importancia. En Psicología y Bienestar contamos con una larga experiencia en terapias infantiles y podemos ayudar a tu hijo desde la primera consulta. No dudes en contactar con nosotros para cualquier duda o ven a conocernos sin compromiso. ¡Te esperamos!