La aparición de la nueva enfermedad Covid-19 nos ha llevado a estar durante muchos meses confinados y a reducir nuestras salidas a la calle a las actividades mínimas e indispensables. Y como consecuencia de este encerramiento involuntario muchas personas han terminado comiendo de más. Esto se conoce como alimentación emocional.
¿Quién no ha recurrido alguna vez al helado o los dulces como método para animarse o tranquilizarse ante situaciones negativas o de malestar?
Las emociones afectan a todos los aspectos de nuestra vida y determinan nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos, con las personas que nos rodean e incluso con la comida. Por eso desde Psicología y Bienestar queremos compartir contigo este post para proporcionarte todas las claves acerca de la alimentación emocional y cómo puedes gestionarla.
¿Qué es la alimentación emocional?
La alimentación emocional se refiere al hecho de comer como respuesta a determinadas emociones u estados de ánimo generalmente negativos como estrés, ansiedad, depresión, nervios, tensión, preocupación e incluso aburrimiento.
En otras palabras, consiste en recurrir a la comida o perder el control con la misma cuando en realidad no se tiene hambre de verdad o sin tener en cuenta la sensación de hambre a nivel fisiológico. Es decir, no comemos para saciar el hambre sino para llenar el sentimiento de vacío o calmar el malestar provocado por ciertas emociones negativas.
El problema es que en la mayoría de las ocasiones estos atracones emocionales no consiguen calmar ni revertir la sensación de malestar y desazón, sino que terminan haciendo que la persona se sienta culpable y tenga remordimientos por haber comido en exceso, aumentando la depresión y ansiedad y, como consecuencia, avivando de nuevo el deseo de comer. Por lo que se crea un círculo vicioso donde se vuelve muy complicado alcanzar el bienestar o superar la emoción negativa que produjo inicialmente las ganas de comer.
¿Cómo puedo gestionar la alimentación emocional?
En contra de lo que muchos puedan pensar sí que es posible salir de este círculo vicioso y canalizar las emociones u estados de ánimos en otras actividades u acciones que puedan ayudarnos y que no sean la comida.
Lo primero que debes saber es que esta asociación entre comida y emociones responde a un comportamiento u habito alimentario perjudicial para la salud tanto física como mental y que es fundamental acudir a visitar a un profesional. Las terapias con psicólogos son muy útiles para detectar la emoción ligada al deseo de comer y buscar alternativas.
Un buen aliado para para gestionar y lidiar con los problemas sin recurrir a la comida es el ejercicio. La actividad física genera endorfinas que actúan como un analgésico natural capaz de aliviar la ansiedad y el estrés y proporcionar energía y vitalidad. Por lo que deportes como el yoga o el pilates ayudan a conseguir la relajación y calmar las emociones negativas.
Dar paseos, quedar con amigos o centrarse en los hobbies de cada uno como dibujar, leer, escribir o pintar también son actividades de gran utilidad para mantenerse distraído y evitar caer en la tentación de comer impulsivamente y sin hambre.
En Psicología y Bienestar queremos cuidar de ti. No dudes en ponerte en contacto con nosotros y estaremos encantados de ayudarte a encontrar la terapia que más se ajuste a tus necesidades para afrontar cualquier problema.
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1 comentario en “Alimentación emocional: qué es y cómo gestionarla”
buen post