Los divorcios y separaciones son una de esas noticias que con el paso de los años van aumentando sus cifras, llegando a 102.342 casos en el año 2017. Esto supone que muchas parejas, incluso tras varios años de matrimonio, ponen fin a su relación y proceden a llevar vidas separadas. Los motivos de estas rupturas suelen ser la falta de comunicación, caer en la monotonía que supone la rutina o la falta de espacio al romanticismo.
Cuando esto sucede en las parejas, muchas intentan solucionarlo y sobreponerse, mientras que otros optan directamente por el divorcio o la separación. Normalmente, cuando escuchamos estas dos palabras, nos viene a la cabeza una sentencia judicial, un proceso que puede llegar a ser desagradable para los miembros de la pareja y de la familia también. Lo normal, como decíamos es que se opte por este camino.
En la actualidad hay un camino que cada vez se demanda más y es lo que se conoce como Mediación. Esta solución consiste en líneas generales en añadir un experto, conocido como mediador, que se encargará de hacer más fácil y viable las negociaciones.
Este sistema puede ser muy positivo para todos los afectados pues se intenta llegar a acuerdos de una manera más ágil y con mayor rapidez, buscando siempre el acuerdo de ambas partes. Los obstáculos se ven muy reducidos de aplicarse la mediación, haciendo esta de etapa, algo más sencilla y llevadera a los hijos también, parte a tener muy en cuenta, pues suele ser la más frágil y ellos un mal divorcio puede llegar a ser traumático. Por último, una vez llegado a un punto de acuerdo, la relación puede tomar diferentes caminos de una manera abierta e incluso pueden llegar a mantener buen trato durante el periodo post ruptura.
Cada pareja es un mundo, por ello, no existen dos casos iguales y la terapia debe ser personalizada y adaptada a cada situación. La mediación empieza con una entrevista inicial, en la que se establece que relación se va a tener con el mediador, cuáles serán los parámetros de los futuros encuentros y también qué compromisos se van a tomar en este periodo. Después de esta etapa, se da comienzo a la fase de negociación, donde se presentarán cuáles aquellos puntos donde hay acuerdo y cuáles son los más conflictivos. Aquí se empezarán a abordar distintos puntos y factores de la vida cotidiana. Los hijos, en el caso de que los haya, suelen ser el centro del diálogo, acordando aspectos tan importantes y urgentes y prioritarios como qué educación se desea que reciban, donde van a vivir, qué tipo de relación mantendrán con el que no estén conviviendo en ese momento, también la salud de los mismos. De esta manera, se irán abordando los diferentes puntos hasta finalizar la terapia.
Siempre que hay diálogo y predisposición a hablar de las cosas y llegar a acuerdos, significa, que a pesar de ser una ruptura, se va por un buen camino para el beneficio de todas las partes. Para llegar a buen puerto, tan importante es la actitud de los protagonistas, como elegir un buen mediador. En Psicología y Bienestar estamos acostumbrados a realizar terapias de pareja, y llevar a cabo funciones de mediación. Si necesitas ayuda en este tipo de situaciones o en otros campos, no dudes en visitarnos.